Visión borrosa, futuro claro: Cómo la rehabilitación en baja visión y ceguera transforma vidas

El sentido de la visión desempeña un papel fundamental en la vida cotidiana de las personas y participa de forma activa en diversos aspectos del desarrollo humano, por ejemplo, nos permite adquirir información de nuestro entorno desde el nacimiento, facilita el aprendizaje, actúa en el desarrollo motor y cognitivo, nos brinda seguridad personal a la hora de tomar decisiones y nos permite navegar por el mundo para reconocer lugares a través de la movilidad y orientación. Así mismo es vital en las actividades sociales y recreativas lo que contribuye a una buena salud mental y bienestar emocional.

La baja visión y la ceguera son dos condiciones relacionadas con la disminución  de la capacidad visual, que se diferencian en términos de la gravedad y el alcance de la pérdida de visión. 

Por una parte, la baja visión se refiere a una disminución significativa de la capacidad visual que no puede ser corregida completamente con gafas, lentes de contacto, cirugía u otros tratamientos médicos convencionales.

En las personas con baja visión, la agudeza visual junto con la capacidad de ver detalles finos suele deteriorarse y su visión puede ser borrosa o nublada. A pesar de esto, estas personas pueden tener un cantidad de visión útil que les permite percibir objetos y movimientos, aunque no con la misma claridad que alguien con una visión normal. Con la condición de baja visión se pueden necesitar dispositivos ópticos no convencionales de asistencia visual, como lupas, filtro terapéutico, telescopios de baja visión o software de ampliación de pantalla, para realizar tareas cotidianas y de esta forma obtener y mantener cierto grado de independencia y autonomía en las actividades de la vida.

Por otro lado, la ceguera implica una pérdida total o casi total de la visión, lo que significa que una persona no puede ver o discriminar nada, o tiene una percepción extremadamente limitada de la luz, la sombra o los movimientos de los objetos.

La baja visión y la ceguera pueden tener diversas causas que varían dependiendo del ciclo de vida, desde la primera infancia ya que pueden ser congénitas (presentes desde el nacimiento), hasta en los adultos jóvenes, adultos mayores y tercera edad, que son adquiridas (desarrolladas a lo largo de la vida). Muchas de estas causas pueden ser prevenibles o tratables con atención médica adecuada. Por lo tanto, es esencial realizar exámenes de optometría u oftalmológicos regulares y buscar atención médica inmediata si se experimenta una pérdida de visión o problemas visuales.

Desde el año 2002 el departamento de Medicina física y rehabilitación del Hospital San Vicente Fundación Medellín, en articulación con otras instituciones como el Centro de Rehabilitación para Adultos Ciegos (CRAC), brinda rehabilitación integral a las personas con esta condición de discapacidad, involucrando tanto a la familia como la red de apoyo más cercana.

Proceso de rehabilitación en baja visión y ceguera:

Se busca promover la mayor independencia funcional a lo largo de los diferentes ciclos vitales: primera infancia, infancia, juventud, adultez y vejez.

En ambos casos, se realiza una evaluación de desempeño y según las capacidades de la persona, se realizan entrenamientos para desarrollar las destrezas y habilidades que se requieren para crear independencia en las actividades cotidianas del paciente. Se fortalecen desde las áreas funcionales para enseñarles métodos de autocuidado básicos como alimentación, higiene y vestido, hasta actividades instrumentales como arreglo de prendas, habitacional, cocina, reconocimiento y uso del dinero y manejo de herramientas de comunicaciones. Además se acompaña al paciente, en el proceso de aprendizaje de lo que requiere para poder hacer uso de todos los recursos y medios que le faciliten, comunicarse, transportarse e integrarse a la sociedad sin limitaciones. 

En resumen, este proceso busca la inclusión social, educativa, laboral y para el ocio y tiempo libre de cada persona, desde un enfoque de derechos y favoreciendo los ajustes razonables y facilitadores para favorecer el pleno goce de su participación como sujeto.

La visión es esencial para el desarrollo físico, cognitivo, emocional y social de una persona. La capacidad de ver y percibir el entorno de manera efectiva permite participar de manera plena en la vida y alcanzar el potencial individual. Por esta razón, es importante cuidar y proteger la salud visual a lo largo de toda la vida.  

Si necesita mayor información, se puede comunicar con el Departamento de Medicina Física y Rehabilitación del Hospital San Vicente Fundación Medellín al correo: eliana.arboleda@sanvicentefundacion.com 

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